ISLA, el comienzo
ISLA lleva tiempo en nuestras mentes, rondando nuestros pensamientos, conviviendo con nosotras día a día. Quizás desde hace más de lo que somos capaces de recordar.
Por fin, ha llegado El Comienzo.
El proyecto, además de aunar dos de los pilares más importantes sobre los que sustentamos nuestro trabajo como son el arte y la sostenibilidad, engloba la percepción, en ocasiones idílica pero no imposible de alcanzar, que tenemos sobre la vida, las artes visuales, el medio que nos rodea. Al fin y al cabo, se trata de buscar equilibrio, de sanar, recuperar, investigar, proponer, y enriquecer a través de prácticas artísticas sensibles al medioambiente. ISLA surge como plataforma receptora y emisora de pensamientos, objetivos, puntos de vista, ideas transformadoras e inquietudes globales.
Al fin y al cabo, se trata de buscar equilibrio, de sanar, recuperar, investigar, proponer, y enriquecer a través de prácticas artísticas sensibles al medioambiente.
Compartimos espacio de pensamiento y reflexión con una serie de artistas que llevan muchos años desarrollando formalmente distintas problemáticas: Luna Bengoechea, Bárbara Fluxá, Agustín Ibarrola, Mercedes Lara, Elena Lavellés, Lecuona y Hernández, Lucía Loren, Menhir, Miguel Sbastida, Toshiro Yamaguchi y Juan Zamora.
El comienzo ya es una realidad, que esperamos disfrutéis a partir de hoy.
Obras en el espacio
Las intervenciones de ISLA hablan de buscar nuevos modos de reconectar con la naturaleza y el territorio, de reflexionar sobre el tejido que sostiene la vida, desplazando la mirada antropocéntrica en busca de fórmulas nuevas de cohabitar el planeta. Como las mariposas de Toshiro Yamaguchi que bañan el terreno para hablar de los ciclos de interdependencia; los bebederos creados por Juan Zamora a partir de cáscaras de sandía para la fauna que habita el territorio; la estación científica de Bárbara Fluxá que retransmite a una web en vivo el “sentir” de una encina mediante una cámara termográfica y sensores; o la alfombra de semillas tradicionalmente cultivadas en nuestro territorio de Luna Bengoechea Peña con las que genera la imagen de un águila imperial, especie protegida de la zona.
Menhir (Iván Cebrián y Coco Moya) nos sumergen en una experiencia de música caminada que dialoga con los márgenes de la astrofísica y las referencias a las culturas ancestrales, un carácter totémico que comparten con las traviesas de ferrocarril intervenidas por Agustín Ibarrola.
Los mármoles de la región de Lecuona y Hernández cuelgan de los árboles para sugerir la desarticulación de las narrativas dominantes, mientras las catas de Elena Lavellés basadas en sus investigaciones de dendrología, analizan los cambios ambientales del territorio registrados en los anillos de sus troncos. También en los árboles se despliegan los hilos de algodón de Mercedes Lara para conectar con la recuperación del trabajo manual y repensar el espacio, el tiempo y la luz del territorio.
Las estructuras tejidas en mimbre de Lucía Loren reutilizadas de una obra anterior semejan formas orgánicas similares a los hongos, un eslabón fundamental en la configuración de la vida. Al igual que lo es la sal, componente esencial de nuestros organismos y de la instalación de Miguel Sbastida creada a partir de halitas, que nos conectan con el tiempo profundo.
Todas ellas proponen una mirada ecocéntrica que habla de regeneración, de simbiosis, de despertar nuevas formas de imaginación ecopolítica para experimentar con otros modos de coexistencia y, en definitiva, de ser y estar en el mundo.
1. AGUSTÍN IBARROLA
La expansión de las investigaciones plásticas que Ibarrola había desarrollado con el Equipo 57, le llevó a la configuración de un lenguaje propio pintando bosques, árboles, rocas y otros elementos naturales donde continuaba su exploración de la forma, el color y la línea, a partir de la conexión física y emocional con el contexto. Para el artista “en un paisaje intervienen desde la historia hasta las creencias culturales o mitológicas” y, al incorporar la pintura “la naturaleza adquiere otras atmósferas y el paisaje se transforma”.
En ISLA se muestra un conjunto de Traviesas en línea con las diferentes series que el artista realizó desde los años ochenta, tanto en interiores como en exteriores. En ellas, el hierro del paisaje industrial que marcó su infancia se combina con la organicidad de la madera, donde la pintura y la escultura se fusionan en el propio entorno natural, que el artista incorporaba como una parte más de su lenguaje artístico.
El carácter totémico es otra de las características que se fue repitiendo a lo largo de las obras del artista, al que aquí se une la inspiración en las pinturas paleolíticas de las cuevas de Santimamiñe, en el Valle de Oma donde vivía, así como la incorporación referencias de otras culturas ancestrales como los dólmenes o las construcciones celticas y las alusiones a lo vernáculo.
2. LUNA BENGOECHEA PEÑA
Las obras de Bengoechea Peña giran en torno a las problemáticas de la industria alimentaria moderna, que se perpetúan en un entorno en el que hemos perdido el contacto con los orígenes, el medio natural y la procedencia de nuestros alimentos, en un sistema dictado por intereses económicos y especulación con los bienes naturales.
Para ISLA ha creado una intervención específica a partir de granos y semillas de producción local con las que genera, a modo de alfombra o mandala, una imagen de un ave propia del espacio natural de Robledo de Chavela.
El hecho de utilizar materiales naturales del propio entorno busca minimizar el impacto ecológico así como facilitar que la pieza cambie y evolucione de manera orgánica en el terreno, integrándose de manera simbólica en el espacio, en alusión al germen de un proyecto que acaba de nacer.
El título de esta pieza hace alusión a la palabra ave (del latín avere: estar bien) y propone poner en cuestión las prácticas extractivistas actuales, así como revalorizar territorios como el de ISLA, un espacio natural protegido y Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA Nº 56 Encinares de los Ríos Cofio y Alberche), donde habitan aves en peligro de extinción.
Conectar (24/7) con un Quercus Ilex. 2023. Instalación de vídeo termográfico y sensor de datos meteorológicos [retransmisión en directo próximamente]
3. BÁRBARA FLUXÁ
Fluxá propone una reconsideración de la naturaleza para alejarnos del paradigma antropocéntrico dominador hacia lo natural, a través de la subjetivación afectuosa y especulativa de los datos que nos proporcionan las nuevas tecnologías de visualización y datificación de la vida.
Para ISLA ha desarrollado un proyecto de investigación y creación artística en torno a una nueva mirada afectuosa hacia el mundo vegetal, con especial interés en los árboles y bosques, un hábitat esencial para el desarrollo de la vida en el planeta, donde entra en conflicto la razón instrumental de la sociedad contemporánea (deforestación, explotación forestal, incendios, etc.), con el derecho natural de supervivencia y agencia de los no-humanos.
El proyecto se formaliza como una suerte de estación científica site-specific que retransmite a una web, en vivo y las 24 horas del día, el “sentir” _de una encina (Querqus Ilex) del territorio de ISLA. Mediante una cámara termográfica y sensores se recogen imágenes térmicas y datos meteorológicos como la temperatura, humedad, radiación solar, etc. Con ello, la artista nos ofrece una nueva experiencia no intrusiva de conexión con la naturaleza desde la distancia espaciotemporal de las imágenes y redes tecnológicas.
4. TOSHIRO YAMAGUCHI
El trabajo de Yamaguchi busca liberar la obra de materiales con características rígidas y voluminosas para optar por materiales simples y livianos y exponer su estructura orgánica. En este caso se centra en la coexistencia entre humanidad y naturaleza, y la idea de interdependencia mutua y los ciclos interminables de regeneración.
La obra se inspira en el pensador chino Zhuangzi, quien en «El sueño de la mariposa» narra como un día, tras soñar que estaba revoloteando como una mariposa, pensó: ¿Realmente soñé que era una mariposa, o la mariposa que vi en mi sueño es en realidad mi verdadero yo y la persona que soy ahora es el sueño de una mariposa?”
El artista remite al inconsciente colectivo de Jung como medio de conocimiento y conexión no limitada a lo humano, sino que trasciende a las almas no humanas. El psicólogo comparó el mundo real con una flor: «Las flores pasan, pero las raíces siguen siendo las mismas». El polen que se adhiere al cuerpo de la mariposa reproduce la siguiente flor, y el néctar que produce esa flor mantiene viva a la siguiente generación de mariposas.
Cada mariposa colocada aquí determina la posición de la siguiente. Así, el alma de esta también puede transmitirse a cada ser del planeta, apelando a la armonía simbiótica interactiva con el resto del ecosistema.
5. MIGUEL SBASTIDA
La obra de Sbastida se sitúa en lo liminal entre los estudios medioambientales y las artes visuales, para generar espacios de reflexión crítica en torno a cuestiones de sostenibilidad,
deconstrucción del dualismo naturaleza/cultura, y creación de nuevas subjetividades de coexistencia planetaria.
Para ISLA, el artista ha creado una instalación a partir de la disposición en círculo de un conjunto de halitas, previamente talladas con formas progresivamente orgánicas, haciendo alusión a la vitalidad de la sal, como componente esencial de nuestros organismos.
Ingerir este material no solo proporciona nutrición de minerales terrestres, sino que conecta al ser humano con el tiempo profundo, unificando el cuerpo y la montaña. ¿Es posible pensar en el cuerpo humano no sólo como creador de geología en el Antropoceno, sino como un territorio para la geología en sí mismo?, se pregunta.
Así, establece puntos de encuentro entre lo biológico y lo geológico, lo cultural y lo natural, lo vital y lo inerte; como medios para repensar el espacio de nuestros cuerpos e interrogar las estructuras antropocéntricas de nuestra relación con la naturaleza. Esta continua búsqueda de convergencia entre lo humano y lo no humano, materia, flujos e interrelaciones le ha llevado progresivamente a investigar materialidades especulativas, temporalidades que escapan a nuestra percepción, y procesos relacionados con las problemáticas ecológicas desde los lenguajes del arte.
6. LUCÍA LOREN
El trabajo de Loren se caracteriza por el desarrollo de propuestas de sitio específico donde activa procesos de diálogo entre el paisaje y el resto de seres que lo habitan, humanos y no humanos, detonando intercambios que hablan de simbiosis, regeneración y reparación.
Para ISLA crea su propuesta a partir del reciclado de unas piezas que conformaron la instalación Matriz de Agua (2017). Tras varios meses a la intemperie, las estructuras tejidas en mimbre fueron modificando su apariencia adquiriendo formas orgánicas similares a los hongos.
Los hongos constituyen uno de los reinos naturales que escapan de nuestro campo visual, a pesar de que se encuentran en el aire, suelo, alimentos e incluso en el interior de nuestros cuerpos. Conforman un eslabón fundamental en la configuración de la vida, generando relaciones de simbiosis fundamentales para la sostenibilidad del planeta. Como señala Merlin Sheldrake en su libro La red oculta de la vida, es esencial tomar conciencia de nuestra dependencia de los hongos como regeneradores, recicladores y tejedores de redes que unen mundos.
Robledo de Chavela es uno de los municipios madrileños con mayor tradición micológica, por ello esta propuesta pretende ser el inicio de un futuro proyecto de creación en el entorno de ISLA, para explorar desde la práctica artística la micorremediación o la capacidad regeneradora de algunos hongos para limpiar el medio ambiente de contaminantes.
7. JUAN ZAMORA
Zamora basa sus investigaciones en la idea de ecodependencia y aprendizaje interespecies, poniendo el foco en la importancia de proyectar escenarios futuribles más ecológicos mediante el diálogo con el entorno.
Para ISLA ha creado una instalación de bebederos para la fauna que habita el territorio, a partir de cáscaras de sandía cortadas por la mitad a modo de cuenco, cuyo contenido sirvió de alimento al propio artista. Una vez tratadas con resina ecológica para facilitar su duración en el tiempo, inserta los recipientes resultantes en un área que destaca por un conjunto de grandes rocas, que parecen conectarnos con el pasado milenario del lugar y remiten a un tiempo en que las relaciones humano-no humano pudieran haber tomado una deriva diferente. Con este gesto de empatía, a modo de ritual, Zamora desarrolla una obra que formará parte de la tierra y será un lugar para calmar la sed de todo tipo de aves, jabalíes y conejos.
El concepto de aflorar lo relaciona tanto con la idea de germinar y del brotar el agua de las obras, como con la flora bacteriana, la microbiota, un conjunto de microorganismos que compartimos con las especies antes mencionadas. El artista habla así de empatizar desde ese segundo cerebro que es el estómago y abrir una puerta más a las infinitas posibilidades especulativas de interacción interespecie que permite el arte.
8. LECUONA Y HERNÁNDEZ
Los artistas interrogan la construcción de nuestro imaginario simbólico y los procesos de construcción de un relato colectivo, tomando como punto de partida su identidad local para ahondar en asuntos que competen a una narrativa de orden global.
La obra está producida a partir de mármoles de la región, un material noble asociado históricamente al poder y empleado en la construcción de monumentos que han servido para afianzar algunas de las bases del constructo civilizatorio. Los artistas sugieren la desarticulación de estas narrativas mostrándolo en fragmentos livianos, que operen como contrapesos aéreos. Los fragmentos insinúan la ruptura con los cimientos de la idea de progreso como crecimiento continuo y establecen un puente simbólico con el origen canario de Lecuona y Hernández, una relación isla-ISLA que no elude las connotaciones económicas, políticas y coloniales que subyacen al pasado histórico entre América, Europa y África.
Con ese aspecto un tanto ritual, colgados de los árboles, se sugiere la reconexión con lo natural, cuestionando el binomio vivo-inerte, recordándonos que el componente principal del mármol es el carbonato cálcico y el calcio es el mineral más abundante de nuestro organismo. Además, la raíz de la palabra mármol proviene del sánscrito “mar”, en referencia al movimiento de las olas, en este caso de las aguas que rodean metafóricamente nuestra ISLA.
9. MERCEDES LARA
El espacio, el tiempo y la luz son los elementos clave en el trabajo de Lara, con los que juega por medio de investigaciones plásticas centradas en cambios cromáticos que interactúan con la mirada del espectador.
Para ISLA ha desarrollado un proyecto específico a partir de uno de los materiales más representativos de su obra, los hilos, que por su fragilidad y maleabildad le permiten investigar el paso del tiempo y nuestra percepción de él. Con ellos nos remite aquí a la necesidad de establecer lazos con el lugar e invita a los visitantes a colaborar en la pieza e imitar la tierra e interpretar sus movimientos, creando una suerte de esqueletos de una nueva fluctuación colectiva.
La artista busca también conectar con la recuperación del trabajo manual y tradicional, con la cotidianidad de los quehaceres mundanos. Al intervenir sobre los árboles del territorio, sugiere el desarrollo de nuevas redes de colaboración y nos recuerda la trama de hilos de ecodependencia e interdependencia que conforman la base del tejido que sostiene la vida.
10. ELENA LAVELLÉS
La dendrocronología (dendro: árbol /crono: tiempo /logía: conocimiento o estudio) es una disciplina científica que estudia los cambios ambientales registrados en los anillos de los árboles como resultado de su crecimiento anual. Al igual que un corte geológico o un testigo extraído de los estratos del suelo nos habla de la evolución de un territorio y de los cambios que han ocurrido durante un periodo de tiempo profundo, los árboles revelan su forma de crecer en un entorno concreto.
Cuando se realiza un estudio mediante los anillos de los árboles, se extraen unos cores o testigos mediante una barrena de Pressler para que las especies no sean dañadas. En esta ocasión, la artista propone una muestra que corresponde a una selección de árboles de ISLA de los que se tomarán muestras nuevamente dentro de varios años.
La obra de Lavellés aúna el lenguaje científico y el artístico para desarrollar obras que sugieran diferententes formas de entender el mundo, y habla de lo micro para interpretar lo macro. El hecho de tomar estas pequeñas muestras del interior de los árboles, nos permite analizar de una forma más general el entorno climático y medioambiental de ISLA, aunque se necesitan muestras de distintos árboles e incluso de distintas especies para poder llegar a una conclusión global.
11. MENHIR
La música de este colectivo está creada para actuaciones inmersivas, site specific, e instalaciones interactivas y explora la combinación de síntesis analógica con instrumentos digitales innovadores, usando la voz y el sampling.
Partiendo de su interés en la Estación Espacial de la NASA, perteneciente a la Red del Espacio Profundo de Robledo de Chavela, cercana a ISLA, han desarrollado una pieza sonora time-specific que se sitúa en un territorio más temporal que espacial, en torno a los ciclos lunares y los objetos astronómicos. La obra consiste en un recorrido geolocalizado que dialoga con los márgenes de la astrofísica que tienen lugar en la naturaleza y que se dedican a una contemplación radical y exhaustiva del universo.
Por medio de una aplicación para teléfonos móviles gratuita, la obra se configura como una experiencia de música caminada, una forma circular para hacernos transitar por el territorio de ISLA, que debe performarse por el oyente. Éste recrea con sus movimientos la ritualidad de círculos de piedras ancestrales como el monumento megalítico de Stonehenge, verdaderos calendarios lunares, crómlech megalíticos que señalizaban eventos y objetos estelares y que ahora se encarnan de nuevo en estas piedras virtuales de sonido.
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